Decimos NO MÁS

¿Es demasiado tarde para comenzar?

Los padres y las madres son los/as maestros/as primeros/as y los/as más importantes que sus hijos/as tendrán. Conversar abierta y honestamente con tus hijos/as va a permitirte enseñarles algunas de las lecciones más importantes de su vida.

Comienza Temprano

Cuando un/a niño/a pequeño/a está en búsqueda de alguna información o necesita a alguien para darle consejo, la primera persona a quien va a dirigirse es su padre o su madre. Cuando llega a la adolescencia su tendencia será confiar más en sus amistades, en los medios de comunicación y en otras personas para obtener información.  Como eres el padre o la madre de ese/a niño/a cuentas con el privilegio único de tener un acceso ilimitado que te permite llegar a ellos/as antes que pueda hacerlo ninguna otra persona. Tú tienes la oportunidad de ayudarle a formar opiniones e ideas y enseñarle valores y tradiciones que para ti son importantes.

Recuerda que nunca es demasiado tarde

Incluso cuando los/as hijos/as son ya más grandes van a necesitar información confiable, orientación y apoyo. Van a sentirse más inclinados/as a dirigirse a su papá o mamá y pedirles ayuda si tienen con él/ella una buena relación. Hay ciertas cosas que puedes hacer para tener una mejor relación con tus hijos/as cuando ya sean más grandes, por ejemplo:

  • Infórmales que estás consciente de que mientras más se acercan a la adultez posiblemente empezarán a pensar más sobre el sexo y a sentirse presionados/as a tener un/a novio/a o a tener sexo; que tendrán preguntas sobre su cuerpo y que tal vez van a sentir que hay ciertas cosas que se esperan de ellos/as en dependencia de su género.
  • No temas darles ejemplos de cosas que sucedieron en tu vida (esto puede ser una forma efectiva y cercana de compartir tus preocupaciones y enseñarles partiendo de tu experiencia personal). Por ejemplo, “Una noche estaba tratando de llegar a la casa manejando borracho al salir de una fiesta y choqué contra una valla de contención. Los paramédicos que me atendieron dijeron que yo era afortunado/a por no haber chocado con otro carro y gracias a eso todavía estaba vivo/a. Aún así, me tomó varios años recuperarme totalmente. Eso me hicieron el alcohol y las pastillas para el dolor. Espero que seas mucho más inteligente que yo y te des cuenta de lo rápido que esas cosas pueden terminar controlándote, en vez de que puedas tú controlarlas a ellas.”  Recuerda siempre que el objetivo de este tipo de confesiones es lograr que tu hijo/a se vuelva más consciente de los riesgos que existen y de las consecuencias que van a tener sus decisiones, mientras relatas tu propia experiencia personal que puede serles de utilidad por relacionarse con lo que puede estar pasando en su propia vida. Cuando un padre, una madre o adulto/a responsable de un/a menor le cuenta cosas de su vida personal buscando aprobación o que le tengan confianza y se abran con él/ella (en vez de comportarse como un ejemplo para el/la menor así mostrando ser alguien en quien puede confiar); está corriendo el riesgo de que se pierda el mensaje que necesita trasmitir y también pone a riesgo su propia autoridad.
  • Posiblemente vas a sentirte incómodo/a o nervioso/a, especialmente si esta es la primera vez que sostienes conversaciones de este tipo. Sé abierto/a con tus hijos/as y diles cómo te está sintiendo, de esta manera les estarás mostrando que vas a ser sincero/a en tus conversaciones (y esto también puede ayudar a que no sigas sintiéndote tan tenso/a).

Pregúntate cuál puede ser la causa que está haciendo que te sientas nervioso/a:

  • ¿Es porque nunca tuviste estas conversaciones con tu propio/a padre/madre?
  • ¿Es porque sientes que no cuentas con todas las respuestas?
  • ¿Es porque te preocupa que si conversas de estos temas se podría afectar la relación que tienes con tus hijos/as?
  • Considera compartir con tus hijos/as por qué te está sintiendo así. Pero lo más importante es que te enfoques en mejorar aquellas cosas que sabes puedes mejorar (infórmate sobre el tema, practica decir en voz alta las palabras que te resultan difíciles decir y continúa tratando de comunicarte con tu hijo/a (de esta manera lograrás que conversar se vuelva para ti algo más natural).

Da tú el primer paso

Tal vez tus hijos/as no siempre van a dirigirse a ti con preguntas y preocupaciones que pudieran tener, así que es más apropiado que seas tú quien comience la conversación. Puedes usar temas de actualidad o la televisión u otras fuentes de información para que empieces la conversación. También lo que está sucediendo en la vida presente de tu hijo/a podría ser útil para lograr ese objetivo. Incluso una pregunta o dos que pudieran surgir de cosas cotidianas o acontecimientos diarios pueden ser provechosas para iniciar excelentes conversaciones. Por ejemplo, si te encuentras mirando un programa televisivo con tu hijo/a preadolescente  en el cual dos amigos/as se pelean, le podrías preguntar una vez terminado el programa qué piensa sobre el comportamiento de los personajes.

Sé el tipo de persona en la que quieres que tus hijos/as se conviertan

Habla y compórtate de una manera respetuosa, sensible y apropiada en tus propias conversaciones y relaciones con familiares, amistades y miembros de tu comunidad. Por ejemplo, si usas un lenguaje vulgar o términos degradantes para referirte a mujeres y niñas; es muy probable que tus hijos/as asimilen que es cierto lo que dices y sigan el ejemplo de tu comportamiento y tu forma de hablar. Tus hijos/as siempre te están mirando y aprendiendo de ti, pues te respetan y te admiran.  Una profesional experta en desarrollo infantil dijo que: “Los/as niños oyen un 1% de lo que decimos y un 100% de lo que hacemos.”

Recuerda que los/as adolescentes quieren tener conversaciones mutuamente respetuosas

Evita darles órdenes, imponerles y sermonear. Comparte con ellos/as tus sentimientos, tus principios y aprende cuáles son los suyos. Si te preguntan, discuten e incluso si te desafían cuando se estén comunicando son una indicación de que tú estás haciendo bien las cosas y quiere decir que te están escuchando y le dan importancia a tu experiencia, sabiduría y opiniones. Pero recuerda siempre que uno no puede dictar o imponer lo que debe sentir otra persona, los principios que tiene que seguir o las decisiones que tiene que tomar; así que lo mejor que tú puedes hacer es dar a tus hijos/as tu amor y apoyo aunque opten por tomar decisiones que no son las que tú tomarías o si cometan errores.

Ahora que te decidiste a hablar con tu hijo/a sobre la comunicación saludable, sigue con el siguiente paso y visita la sección – ¿Cómo me puedo preparar? 1ra Parte